Después de tanto tiempo... [Privado/Bent - R+18]

Mientras que la selkie pasaba la barra de jabón por su cuerpo, su mirada se posaba de vez en cuando en el otro. Aún si se sentía confundida por la pulsera, el dolor de su cuerpo le recordaba constantemente que no debía de confiarse y dejarse llevar por eso. El que hubiese conservado ese regalo no significaba nada, o de lo contrario él no le habría hecho semejante daño.

Aunque debía de admitirlo, las palabras de Bent lograron llamar su atención. Poco reparó en lo que había dicho sobre su hermana (de hecho, recordaba vagamente haberlo escuchado hablar de ella cuando eran niños), puesto que lo que más le importó fue el hecho de que la iba a dejar en el barco, muy posiblemente sola. Su corazón se agitó un poco, ansiosa; de ser así, ella podría aprovechar ese momento para finalmente buscar su abrigo y escapar.

¡Esto es perfecto! se dijo, y para ocultar la sonrisa de felicidad y desesperación que surcó sus labios, la chica apartó la mirada.

Sólo debía seguir fingiendo para que él no sospechara nada, y rezar porque dejase su abrigo en el barco...

Queriendo distraerse, Louise dejó la barra de jabón por un momento para poder deshacer la trenza que aún tenía. Su cabello estaba algo enredado y alborotado, pero seguramente volvería a la normalidad cuando lo lavara; además, con este podría cubrir un poco su desnudez.

- ¡Ngh! - la selkie se sobresaltó un poco cuando de un momento a otro el dragón comenzó a soplar fuego para calentar una jarra. Ella había olvidado por un instante que él se trataba de una criatura sobrenatural, y que muy posiblemente la mataría en caso de que la atrapara intentando escapar. Contrólate, ¡todo va a salir bien! No tienes porqué temer se dijo, tratando de relajarse.

Con la mano levemente temblorosa tomó nuevamente la barra de jabón para terminar de lavar su cuerpo, teniendo especial cuidado en su intimidad. Le ardía un poco, pero le importaba más el limpiarse el semen que seguía dentro de su cuerpo que otra cosa. No iba a tener ningún hijo con él, pasara lo que pasara.

- ... ¿Por qué yo? - se atrevió a preguntar finalmente, cuando aquel pensamiento regresó a su cabeza. ¿Por qué estaba tan empeñado en secuestrarla y querer dejarle un hijo en su vientre? Seguramente él se habría encontrado con esclavas mil veces más bonitas e interesantes que ella, así que ¿por qué había decidido hacerle todo eso? -. Sólo nos topamos una vez en la vida, ¿cómo sabías que soy una selkie?

Esa era tal ve su mayor duda. De niños nunca le había contado sobre su origen, ni mucho menos se había transformado frente a él, además de que era totalmente normal que una mujer llevara un abrigo de piel estando en una zona de clima frío, así que... ¿cómo era posible que él hubiese descubierto su raza?

A decir verdad, Bent no le prestó demasiada atención a las muecas o reacciones de la chica. Ni se le pasaba por la cabeza la posibilidad de que ella se atrevería a hacer el intento de fugarse, por lo que simplemente se limitó a mantener el agua caliente para que pudiese darse un baño a gusto con fragancias naturales.

Sin embargo, la pregunta repentina de la selkie le llamó la atención de un momento a otro. Por un instante, le costó entender a qué se refería; y tuvo que reformularse la pregunta para hallar él mismo una respuesta.

-Supongo que me llamaste la atención- Se limitó a contestar, como si aquél hecho tan simple bastara para justificar el secuestro y la violación. Pero él se había propuesto hacerla su esposa a como de lugar, y pretendía cumplirlo fuera como fuera.

Aunque la pregunta que le siguió a esa lo puso en mayores aprietos... Especialmente porque sabía que las mujeres solían ser algo delicadas con el tema, y la respuesta podría ponerla de malas... Pero tampoco es como si hubiese una forma sutil de decirlo, y Bent tampoco se caracterizaba por ser delicado, así que se decidió a respirar hondo y mirarla firmemente, para contestarle sin más.

-Bueno, con ese hedor a pescado sólo podrías ser una selkie o una sirena- Admitió; y entre esas dos posibilidades, el abrigo de piel terminaba por delatar su naturaleza.

La respuesta de él no le agradó mucho que digamos. ¿Cómo era posible que le hubiese llamado la atención si sólo se habían conocido por un par de días? De poder viajar en el pasado, Louise sin duda alguna evitaría el toparse con el otro, puesto que seguramente eso le salvaría de ese destino.

Pero no se puede, y ahora tendrás que lidiar con eso pensó, sin evitar hacer una mueca de desagrado. De ahora en adelante tendría que cargar con el estigma de haber sido violada, y muy posiblemente eso le impediría intentar tener algo con algún otro hombre en el futuro. No se sentía capaz de intimar ya con quien fuera, principalmente porque eso le traería malos recuerdos de ese momento.

- Hmm - lejos de molestarle la respuesta de Bent, la selkie simplemente se lo tomó como algo normal. Su especie podía pasar desapercibida con mucha facilidad, pero en caso de entrar de forma constante al agua, el olor del mar se les pegaría durante mucho tiempo. Y por lo poco que sabía, los dragones tenían un olfato muy bueno, así que debía de haberse esperado una respuesta como aquella -. Aunque bueno, tú también apestas - comentó con cierto tono despectivo, pero lo decía en serio.

Los marinos, fuesen simples pescadores, piratas o vikingos, tenían una higiene espantosa. No se necesitaba si quiera indagar mucho en ello, era más que obvio. Y si bien el pelirrojo tampoco olía de forma tan desagradable como para que fuese imposible para ella el estar cerca suyo sin vomitar, tampoco tenía un perfume de rosas. Notaba el sudor y el olor del mar y otras cosas tanto en su ropa como en su piel, lo cual era un poco desagradable para ella, quien procuraba ser bastante limpia tanto con su cuerpo como con las cosas que le rodeaban.

Y el sólo hecho de pensar que la violó estando así de sucio la hizo estremecer. Realmente esperaba no contraer alguna de esas enfermedades de las que tanto hablaban las mujeres del pueblo...

-¿Hm? ¿Tanto así?- Bent enarcó una ceja ante su comentario, mientras que instintivamente alzaba uno de sus brazos para olisquearse un poco con toda la naturalidad del mundo. No por nada los vikingos no resaltaba precisamente por sus buenos modales y etiqueta. -Yo no me siento tan mal olor. He estado peor...- Confesó entonces, sin pensárselo mucho.

Al pasar tanto tiempo arriba del barco, no disponían de la misma facilidad para hallar agua potable con la cual bañarse. Y hacerlo con el agua salada luego traía bastante escozor sobre la piel y las partes sensibles, por lo que debían racionar muy bien la que llevaban en las provisiones. Bañarse era casi un lujo para ellos, y por lo general, ese lujo sólo era cedido al capitán.

Si se comparaba con los otros tripulantes, él era actualmente el más aseado, pues había podido tomar un par de baños en los meses que llevaban viajando... Contrario a muchos de sus subordinados, que no se acercaban al jabón ni estando en tierra firme.

No obstante, si a Louise parecía incomodarle tanto el asunto de su aroma, se le ocurrió una idea para solventar la situación. Pasó a sonreírle de pronto de una forma un tanto pícara, mientras que volvía a mirar con cierto deseo su cuerpo.

-Pero bueno, si crees que apesto tanto, podemos bañarnos juntos- Añadió entonces, con tono sugerente. -Ahí cabemos los dos si nos apretamos un poco.

Sus acciones le desagradaron un poco, cabe decir. Pero tampoco podía culpar del todo a Bent; a fin de cuentas era un bárbaro, y ser bruto era parte de su naturaleza. Lo malo era que ser así le había ocasionado problemas a ella, por lo que tampoco estaba muy feliz con todo lo que había pasado.

Y de hecho fue su última sugerencia lo que hizo que ella sintiera un escalofrío bajando por su espalda, producto del pánico. Quería negarse y mandarlo al diablo, pero ¿de verdad podría rechazarlo y salir victoriosa? No podía ponerse de pie sin ayuda, y aún le dolía mucho la cadera. Tampoco podría enfrentarse a él, puesto que le ganaría con creces.

Rechazarlo no era una opción, pero si quería algo de consuelo para esa situación, bien podría pensar en eso como una oportunidad para ganarse un poco la confianza del pelirrojo. Así él no sospecharía de sus planes para escapar, lo cual le daría una gran ventaja a ella.

- ... Haz lo que quieras - murmuró, mientras que trataba de hacerle espacio a él para que pudiese meterse en la tina. Louise realmente iba a odiar el estar desnuda y apretada junto al otro, pero era un sacrificio que debía de hacer para un bien mayor.

Era obvio que él iba a terminar violándola de nuevo, aunque llegados a ese punto, ¿qué más daba? Ya no podría quitarse de encima esa sensación de haber sido profanada, por lo que lo mejor sería hacer de lado ese recuerdo y las sensaciones que le evocaban y utilizarlo a su favor.

- Sólo báñate bien para que ya no apestes - comentó, en lo que ella pasaba a lavarse el cabello para ver si finalmente podía deshacerse de los nudos.